lunes, 29 de marzo de 2010

La excitación

Tomado del Libro Guía de la Satisfacción Sexual de Nitya Lacroix

Hay personas que se excitan mucho con la idea de la incitación a través de la piel y el hecho de ser acariciadas por todo el cuerpo mediante ligerísimos toques y utilizando todo tipo de texturas con una intensidad casi insoportable. Fue el otro extremo, siempre que la pareja esté dispuesta, puede resultarles estimulante exteriorizar fantasías que impliquen esclavitud y dominio.

La incitación de la piel
No es una fantasía para los que tienen cosquillas, pero si la idea de una sesión de excitación táctil les atrae a ambos, reunid todo tipo de materiales sensuales para que podáis disfrutar de una variedad de sensaciones táctiles. Descubrid si alguno de vosotros tiene algún fetiche táctil, quizás os encante la sensación de las plumas o de la seda suave sobre la piel, o incluso la textura más firme del cuero o la goma sobre la superficie del cuerpo.

Resulta aun más excitante utilizar distintos materiales y distintos toques, quizás incluso soplar o lamer todo el cuerpo, o pasa los dedos muy ligeramente sobre las partes más sensibles de la piel. Las caricias eróticas sobre la piel implican un roce suave, casi sin presión, para estimular los nervios sensoriales mis periféricos. Todos los folículos pilosos que cubren la piel poseen terminaciones nerviosas que reciben estimulación mediante estas caricias eróticas. A veces sentirás hormigueo y estremecimientos por todo el cuerpo, hasta el punto que tendrás la tentación de pedir a tu compañero que se detenga. Con todo, el placer va directamente hasta la cumbre de las sensaciones táctiles.
Hay diversas formas de disfrutar este juego de fantasía. Posiblemente querrás probar todas las formas distintas de estimulación táctil en una sesión, para experimentar toda la variedad de caricias y texturas. Puedes gozar con cualquier material, incluido el cuero, la seda, el raso, la gasa y las plumas. O tal vez desees una sesión exclusiva de plumas, estimulando la piel con delicadas caricias de gran variedad de plumas exóticas. Quizás prefieras la excitación mediante la calidez del tacto de tu pareja.

Tu piel puede recibir caricias con el roce de las yemas de los dedos, la sensual humedad de la lengua o el tierno soplido del aliento.

Si te están estimulando la piel, procura relajarte todo lo posible en la intensidad de tus respuestas táctiles. Aunque el toque es exquisitamente ligero, tus nervios sensoriales se encontrarán en un estado de gran excitación. Si estás tenso sentirás muchas cosquillas, pero si te entregas a las insinuantes caricias, puede convertirse en una sensación extremadamente placentera.

La sensación del cuero
A Si a tu compañero le excita la idea del cuero negro, busca un par de guantes de cuero eróticos y suaves y empieza a acariciarle muy suave pero lentamente por todo el cuerpo. Véndale los ojos con un pañuelo de seda para que no sepa dónde le tocas o lo que pretendes hacer exactamente, lo cual incrementará más su excitación. Acaríciale toda la cara para que pueda percibir el olor del cuero, y después pasa una mano tras otra por la superficie de la piel, bajando por el cuerpo hasta las yemas de los dedos de los pies.

Caricia de seda
A La suave caricia de un pañuelo de seda creará una sensación táctil de contraste en comparación con el cuero. Su ligera y sensual textura casi no ejercerá presión sobre la piel. Esto incrementará la sensación, elevando a flor de piel los sentidos de tu compañero. La seda puede producir una maravillosa sensación de caricia placentera, especialmente al arrastrarla por zonas muy sensibles. El terciopelo y la gasa son también muy sensuales.


Caricias con plumas
A La agitación de suaves plumas contra la piel producirá un Incitan te cosquilleo. Las plumas son aún más suaves que la seda, tan ligeras que pueden emprender el vuelo. Para producir un efecto provocativo, une varias plumas de avestruz en una estola y pásalas arriba y abajo por su pecho. Después puedes soltarlas y recorrer con ellas todo su cuerpo, pidiéndole que se dé la vuelta en algún momento para poder acariciarle la espalda.


Plumas de placer
Mucha gente tiene la fantasía de que le acaricien el cuerpo con una pluma de pavo real. Los vivos colores y los maravillosos diseños de su plumaje le confieren un aspecto muy exótico. La parte superior de la pluma en forma de abanico y su delicado cañón la convierten en un instrumento perfecto para excitar la piel si se pasa muy suavemente por el cuerpo. Haz estremecer a tu pareja pasándole una pluma por la superficie de la piel con una presión casi imperceptible. Sentirá un hormigueo por todo su cuerpo y se estremecerá de placer.


Delicioso cosquilleo
Una estola de plumas, un objeto casi sin peso, es como el susurro de la brisa sobre la piel observa cómo las sacudidas van y vienen. Con esta delicada pluma, recorre todas sus zonas erógenas y placenteras. Pásala por los pezones, bajo los brazos, por el cuello y sobre el vientre, la ingle y los muslos. Cuando se dé la vuelta, roza con la pluma las plantas de los pies y en el sensible punto del reverso de las rodillas, y después haz círculos en los glúteos. Observa cómo se retuerce con este delicioso cosquilleo.

Estimulación con la lengua

Baña todo su cuerpo con las sensaciones húmedas y cálidas de la lengua, dando golpecitos lamiendo la superficie de la piel. Esta es una forma muy erótica de estimulación táctil, incitando sus sensaciones sensuales y sexuales hasta el punto culminante. Pasa la lengua una y otra vez por sus labios y los bordes de las orejas. Después lánzate sobre sus pezones y haz círculos en torno al ombligo. Deja que tu lengua recorra sus genitales, pero no le excites en exceso. Sigue pasando la lengua por todo su cuerpo para mantenerle en el límite sensorial.


Aliento sensual
Cuando la lengua naya humedecido la piel, sopla suavemente sobre las zonas húmedas. El calor del aliento contra la humedad de la piel es especialmente sensual. Recorre todo su cuerpo con el soplo de tu aliento, a veces acariciando la piel como una brisa suave, y a veces soplando un poco más fuerte en sentido circular, como si estuvieras creando un remolino en la superficie de su cuerpo. Sopla en los pezones conseguir un efecto especial.

Perfilar sus contornos
A Ella puede tumbarse y entregarse a la suave caricia de tus dedos que se pasean sobre su rostro; No debes ejercer presión con las manos, sólo un movimiento de roce que despertará sus nervios sensoriales más periféricos. Procura que el tacto de tus dedos sea tierno y amoroso, y recorre todo su rostro, perfilando los contornos de sus rasgos. Pasa delicadamente los dedos por los párpados y los labios. Procura que la caricia sea muy ligera.

Demórate amorosamente
Utiliza el dorso de los dedos, las yemas e incluso el borde de las uñas para estimular sus sensaciones táctiles. Demórate sensualmente sobre las zonas más sensibles donde la piel es especialmente suave e indefensa para estimularla y excitarla. Acaríciale el vientre y los lados de la caja torácica y después pasa los dedos por la zona interior de los muslos con caricias insinuantes y placenteras que infundan el calor de tu piel a la superficie de su cuerpo.


Juego de caricias
Patsv, de 33 años: “Cuando era pequeña, mi hermana y yo pasábamos horas haciéndonos cosquillas y a mí me encantaba esa ligera caricia sobre la piel. Había zonas especiales que me resultaban particularmente agradables, como la espalda, las axilas y, sobre todo, los pies.

En todas mis relaciones, desde que me convertí en adulta, he querido siempre tener un novio que me tocara y me estimulara de esa manera. Sólo quiero tumbarme que me acaricie suavemente por todas partes, cuanto más sutil sea más excitante lo encuentro. No siempre es sexual, sino inmensamente placentero a nivel físico. Ahora, finalmente, tengo un novio al que también le encanta, por lo que pasamos mucho tiempo sólo estimulándonos, rozándonos y acariciándonos el uno otro con todo tipo de cosas. Lo hacemos por turnos, por lo que uno de nosotros puede limitarse a disfrutar del placer de todas esas maravillosas sensaciones en la piel. Para mí es como un lujo y un sueño hecho realidad. A veces disfruto tanto como haciendo el amor”.

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