jueves, 1 de octubre de 2009

Sexualidad Tántrica I

Amar con control

El modo occidental de la relación sexual entre un hombre y una mujer es más bien machista, especialmente en las sociedades latinas. ¿Por qué? En principio porque toda nuestra cultura está teñida de un cierto machismo o privilegio del varón, el cual se expresa en la mayoría de las actividades: económicas, políticas, laborales, etc. Particularmente, en las relaciones sexuales, muchas parejas padecen el yugo masculino de la urgencia por la eyaculación. El hombre busca saciar su necesidad y cree que ésta se completa en ese efímero momento de la emisión del semen, el cual va acompañado de una serie de concomitantes físicos y neurológicos a los cuales se conoce como orgasmo.

Éste es definido como la culminación del placer sexual y, en ese sentido, el hombre asocia la plenitud de su sexualidad con esa descarga. Pero orgasmo también significa "exaltación de la vitalidad de un órgano", según el Diccionario de la Real Academia Española. ¿Puede hablarse de tal exaltación cuando el hombre no puede poner una pizca de control sobre esa función, a costa de la insatisfacción de su pareja y a la larga, de la suya propia?



La visión tántrica es muy diferente. Sabiamente, encuentra la plenitud del placer en el dominio de la eyaculación. Propicia relaciones prolongadas, en que la mujer pueda alcanzar tantos orgasmos como desee. Y, cuando finalmente el hombre decide eyacular, su orgasmo no resulta efímero sino que está potenciado por una gran estimulación previa.

Sexo, mente y respiración



"El hombre domina su eyaculación -dice Ricardo Daulah- cuando logra hacer desaparecer de su mente la ansiedad por obtener sexo rápido y fácil con tal de «desahogar» su instinto sexual. Esto se consigue concibiendo a la mujer no como un «recipiente» sexual sino como una diosa simbólica y terrena... como una Energía poderosa a la que hay que dar lo que desea..." (1)

Para miles de hombres que hoy sufren una de las más frecuentes disfunciones sexuales, la eyaculación precoz
, esto puede parecer una utopía. Pero para la siempre vigente ciencia y práctica tántrica el control no sólo es posible, sino indispensable para el crecimiento individual y de pareja. El tantrik sabe que en su ser coexisten funciones inferiores y superiores, que cuando están subordinadas unas a las otras hablan de una evolución superior. Así, el instinto sexual (representado por la urgencia de la eyaculación) está subordinado al control de la mente y ésta, a su vez, a los mandatos de la espiritualidad.


"Se hace sexo con espíritu, sexo con alma, cuando se aúnan la mente y la respiración tanto en los preámbulos del coito como en el desarrollo de la relación íntima." (1) Mente y respiración van unidas, se mueven juntas. El dominio de la mente es logrado por técnicas respiratorias. Dominar la respiración es poner control sobre la mente y el semen. Cuando su emisión se controla a voluntad, el hombre se vuelve dueño de sí mismo, y el más apetecible de todos los amantes.

Es posible en occidente?


Tratar de traspolar técnicas tántricas a occidente sin una profunda comprensión de las bases de la cultura y espiritualidad indias es, si no imposible, más bien poco provechoso. Todo en el Tantra está regido por la búsqueda de la unión con El Absoluto. El yogui y la yoguiní, tanto si deciden practicar el maithuna (acto sexual) como si eligen el camino del celibato y la sublimación de la energía sexual, lo hacen con ese objetivo espiritual superior.



"El buscador... debe propiciar en sí mismo el amor consciente, que relevará paulatinamente a toda tendencia de amor mecánico y egoísta. El amor consciente es el resultado de la inteligencia y el discernimiento claro y aprende a poner las causas para que el otro o los otros seres sean felices." (2) De allí las profundas diferencias con la manera individualista y superficial con la que Occidente desarrolla la mayor parte de su sexualidad.


"El amor tántrico y todas las corrientes tántricas de amor se definen como anticonyugales y sobre todo como anticonvencionales. Hay que entender que son actitudes diferentes la de relacionarse con una yoguiní para realizar el maithuna, la de adoptar una mujer como compañera para desarrollar el amor consciente, la de convertir a una mujer platónicamente en la Reina del Mediodía..." (2) Teniendo claros los objetivos, creemos que es posible beneficiarse con nuevos -antiguos en realidad- puntos de vista.

Tomar lo bueno



Queda claro que el Tantra no se reduce a una serie de exóticas posturas para realizar el acto sexual sin aburrimiento. Pero aun sin pretender recorrer ese sagrado camino de búsqueda espiritual a través de la unión sexual y el bhoga (placer), los amantes comunes pueden beneficiarse del sentido profundo que el Tantra otorga al sexo:



• Podrán reformular su actividad sexual, enaltecerla y hacerla más plena y placentera.

• Podrán aprender técnicas respiratorias para poner control sobre la más poderosa de todas las fuerzas de la naturaleza, la cual permite la creación de la vida.


• Podrán establecer nuevos modos de relacionarse desde una perspectiva más pareja, sin privilegios impuestos socialmente, sino en una relación donde cada uno adquiere la importancia que le es propia.


• Podrán revisar avejentados conceptos de masculinidad y femineidad que, por ser temporalmente más nuevos que los ancestrales modelos orientales, no siempre resultan más evolucionados.

Quienes deseen perfeccionarse en la práctica y vivencia de la sexualidad a través de los caminos del Tantra deberán, en fin, cuidarse muy bien de las falsas promesas. Muchos cursos, seminarios y talleres son ofrecidos como una rápida y fácil solución a los problemas de pareja. Buscar y encontrar fuentes fieles e instructores capacitados es esencial para no fracasar en el intento.